viernes, 13 de diciembre de 2019

CARTA DE UN CORAZÓN ROTO

Necesito escribirte esta carta para pedirte perdón sobre todo, pero también para que sepas que aunque hayamos acabado así nunca te voy a dejar de querer. Pedirte perdón por obligarte a esto, por ignorar tus advertencias y seguir más mis deseos que los tuyos. No imaginaba ni remotamente que esto pudiera acabar así, que tú pudieras no recordar tantas cosas. Sobreestimé mi capacidad de sacar a flote a los demás y mi capacidad de tolerar las frustraciones y los inconvenientes de una relación de locos. Salté sin mirar al abismo que veías en mis ojos eternamente dilatados y que tanto te fascinaban, derribando todas las señales de peligro y arrastrándote conmigo... y eso no es justo. Cuando rompimos me dijiste que por un momento te habías acordado de nuestro principio, con mucha intensidad, y que odiabas ser así. Pero yo también colaboré en este final.Ciertamente puede ser tu enfermedad haciendo de las suyas, pero se alió con la mía para jodernos a los dos, para llevarnos al desastre... al viento de tormenta que tanto temíamos. Aún así y a pesar de este final tan dramático, quiero que sepas que lo intenté con todas mis fuerzas, hasta agotar las últimas reservas. Lo intenté todo lo que pude porque llegué a depender de ti y probablemente esa fuera una de las razones por las que esto estaba abocado a fracasar. Hacías que hasta lo más horrible (y ambos sabemos que podía ser realmente horrible) desapareciera, espantabas mis demonios como nada ni nadie lo había hecho antes. Eres alguien fascinante, de verdad, lleno de luz. Voy a echar mucho de menos tu cama , el frío de tu casa, tu manta rusa tan calentita... pero sobre todo a ti. Tus ojos, tu sonrisa, lo guapo que estabas cuando sonreías... Tus abrazos, tu calor, acariciarte la tripa, escucharte decir que estoy muy maja para expresar que te parezco adorable y verte dormir, que me quites la manta y que muevas los pies por alguna extraña razón en tus sueños. Voy a echar terriblemente de menos cantar para ti en voz baja porque te parecía hogareño, las cartas que nos escribíamos al principio pero sobre todo voy a extrañar el final de esta historia que no pudo ser. Ese final que me encantaba imaginar. Siento haberte arrollado en mi camino de la vida. Ahora sé lo que es un corazón roto y no quiero volver a sentirlo nunca más, ni que nadie lo sienta por mi culpa. No interpretes esto como una despedida, siempre estaré ahí para ti, tal como prometí. Y aunque sabemos que lo más probable es que ninguno de los dos acuda al otro en momentos de necesidad quiero que lo tengas siempre presente. A cualquier hora y en cualquier en momento estaré ahí. Lo más duro de este final es saber que eres lo que más he querido y por lo que más he luchado en mi vida, pero también me has enseñado que hay mucho más dolor del que estaba acostumbrada a padecer. Te agradezco eso. Creo que puedo decir que a pesar de todo el dolor me llevo tantas cosas buenas, tantas cosas aprendidas y tantas cosas que era necesario modificar que ha merecido totalmente la pena. Quién sabe si algún día todo mejorará y podremos volver a estar juntos...el futuro es demasiado incierto. Pero ahora soy más fuerte y más consciente de todo, y eso es gracias a ti. Con disculpas y amor infinitos me despido, mi tormenta... Ana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario