viernes, 10 de abril de 2020

MÁTAME

Mátame. Ni siquiera lo pienses. No pienses cómo ni si quieres hacerlo; sé que no quieres hacerlo. Sé que no tengo derecho a pedírtelo, menos aún a mentarlo. Pero me preguntas como puedes ayudarme y está es mi solución, mi petición. Necesito que lo hagas; rápido, despacio, limpio, como tú quieras pero haz que deje de sufrir. El sabor de las fresas ya no me anima y los días pasan todos iguales, uno detrás de otro, sin trascendencia más allá del dolor. Y quiero frenar el tiempo, pero el tiempo quiere acelerarme a mí, lanzarme al vacío sin cuerda y que me las apañe para salir volando del agujero. Dicen que Dios aprieta pero no ahoga. ¿Tú también tienes el cuello en carne viva por su soga? Yo sí y si alguna vez me encuentras sin vida pasaré mi eternidad buscándolo si es que existe para mostrarle lo que hace su soga divina. Mátame porque ya no puedo más, porque ya no tengo nada, sólo una enfermedad que me devora. Yo no podría conseguirlo sola. Mátame por compasión, por rabia, por ira, por tristeza, finjamos que ha sido un accidente. Ayúdame a morir, nadie lo sabrá jamás.

2 comentarios: