miércoles, 6 de diciembre de 2023

MISS LIST DE TI

MISS LIST (COSAS QUE ECHO DE MENOS) 24/10/22 22:00h -Tus abrazos -Lo bien que hueles -Hablar a oscuras en tu cama antes de dormir -Tu mirada de vendedor de colonias del Corte Inglés -Dormir siendo la cucharita grande -Que me toques el pelo en público -Tu sonrisa, y tu risa -Tus chistes de mierda -Que me cuentes curiosidades de películas -Lo calentito que estás siempre -Que me digas cosas bonitas sin venir a cuento -Verte dormir abrazando a Tutifruti -Leer tus relatos y que quieras que los corrija -Que me cuentes cosas que no le sueles contar a nadie más -Que me leas la Biblia -Que me abras la puerta de tu casa con una sonrisa -Que me hagas sentir segura ¿Sabes? Hablando con X sobre esta ``situación´´ nuestra, me dijo algo que me quedó bastante pensativa: ``Él es quien tiene que decidir si esto es justo para él o no. Si quiere estar en tus peores momentos. No puedes decidirlo por él´´ Y coño, qué gran verdad. Quizá te hago daño apartándome de ti tan brusca y caoticamente. Pienso continuamente en protegerte del huracán que es mi mente pero no te pregunto nunca directamente a ti qué es lo qué quieres, cómo te sientes con esto o qué quieres que pase con nosotros. Y lo siento, es muy egoísta por mi parte. Deberías tener la libertad de decidir y de vivir esto como quieras. Así que ...te doy tu libertad. ¿Qué quieres? ¿Qué sientes? ¿Estoy haciñendote daño? ¿Qué soy o qué significo para ti? ¿Quieres soportar esta tormenta a mi lado? Sé que te incomoda pero sabes también que para mí es muy importante que todo el mundo se sienta querido. Así que te quiero.

lunes, 4 de diciembre de 2023

PRIMER INTENTO DE DESPEDIDA

Esto lo escribí hace ya mucho tiempo, el 25 de Octubre de 2022, ahora lo rescato de los recuerdos para utilizarlo de alguna manera en la búsqueda de mi verdad: Duele, todo duele. En el pecho, justo en el centro. No engañemos a nadie, es triste y muchos dirían que catastrofista (y probablemente lo sea), pero no hay universo alguno en el que pueda ganar esta guerra. Es agotador luchar conmigo misma todo el tiempo. La única opción que me queda es aguantar en la batalla todo lo que pueda, pero acabará venciéndome. Voy a morir algún dia, puede ser dentro de 70 años, de 30 o de 2 meses. Pero voy a morir y será por mi propia mano. Porque en una guerra en la que todos los elementos se componen de la misma persona está asegurada la derrota. No dejo de preguntarme por qué no puedo ver la luz al final del túnel, esa de la que todos hablan y de la que he podido ver algún vago reflejo pero que sigue huyendo de mí. Por qué no puedo ver una salida. Es como estar en un edificio en llamas con todas las puertas cerradas con llave. ¿Por qué estoy tan jodidamente rota que no puedo respirar? Estoy cansada de esta espiral en la que todo se repite una y otra y otra y otra vez. Nunca cesa el dolor, ni en mi cuerpo ni en mi cabeza, pero se empeñan en no dejarme descansar. Solo quiero descansar, que pare esta puta broma que no tiene gracia. Cuando era pequeña y creía en Dios me gustaba pensar que había alguien que, de alguna manera, me cuidaba cuando nadie más lo hacía. Pero con el paso de los años llegué a odiarlo y dejé de creer. ¿Por qué no me ayudaba? ¿Por qué dejaba que esa niña no tuviera más en la vida que su inteligencia y desgracias? ¿Por qué dejaba que mi padre, la persona que tendría que protegerme de todo mal y amarme como nadie, nos pegara e insultara, que nos amenazara de muerte con quemarnos a todos dentro de la casa? ¿Por qué dejaba que los demás niños la insultasen y aislasen, le quitasen cosas y la humillaran hasta el punto de odiarse a sí misma por su cuerpo? Era una niña pequeña que no tenía a nadie que la cuidase y la quisiese, que la sacase de infierno que solo empeoraría con los años. Con el tiempo ignoré ese odio hacia una figura en la que ya no creía, tenía demasiadas personas a la que odiar. Demasiada necesidad de estar alerta, porque todo suponía un peligro. punto de odiarse a sí misma por su cuerpo? Era una niña pequeña que no tenía a nadie que la cuidase y la quisiese, que la sacase de infierno que solo empeoraría con los años. Con el tiempo ignoré ese odio hacia una figura en la que ya no creía, tenía demasiadas personas a la que odiar. Demasiada necesidad de estar alerta, porque todo suponía un peligro.

jueves, 9 de marzo de 2023

IRIDISCENCIA

Con las luces del crepúsculo y nubes espesas en el cielo, una bolita iridiscente flota en el aire, irradiando calor. Un chico y una chica aparecen en la escena, ambos abrigados escasamente y ella con vestido. Están en un patio poblado de plantas de diferente clase que él ha hecho crecer: beleño blanco, matas de fresas, musgo y hasta una vid por la pared colgando. No es un lugar muy grande pero es acogedor; hay un sapito por ahí escondido que los dos buscan con ánimo. De repente empieza a llover y él se pone apurado bajo el umbral de la puerta que da a la cocina. La chica lo agarra de la mano, ilusionada por las gotas, pero él se resiste. Y, al fondo, la bolita crece y su luz se hace más intensa por momentos mientras la oscuridad se cierne sobre la pareja, convirtiendo el azul del vestido en negro. La luz de la bolita se posa sobre los hombros de la chica y se extiende por la cara externa de los brazos, baja por la columna vertebral, los glúteos y se desliza por las piernas hasta tocar sus pies descalzos. El agua se mete entre su pelo suelto y ella ríe y baila bajo la mirada atenta de su amado, que sonríe al verla feliz color de neón. Brilla como una luciérnaga contra un cielo de algodón, que parece libertad cuando danza y la brisa le acaricia la cara. Consigue arrancar al muchacho de su puesto de su observación y unirlo a su jolgorio durante unos minutos tras los cuales, bañados en lágrimas de cielo, vuelven a la casa y encienden la estufa. Se quedan hipnotizados contemplando las brasas arder; parecen huevos de dragón con grietas que destellan rodeados de carbón. Y así pasan las horas: envueltos en toallas, fundidos en un abrazo en el sofá desvencijado. Despiertan a medianoche iluminados por la bolita de luz del corazón, que alte henchido de un sentimiento cállido y blandito que es haber encontrado hogar en los brazos del otro. Qué milagro que se hayan conocido en medio de la tempestad para ambos tan turbulenta.